Hace mucho no escribía una entrada del blog. Me remonta hacia tiempos en los que lanzaba mensajes adentro de botellas al mar esperando que en alguna parte del mundo a alguien le sirva encontrar una entrada de un blog de un desconocido y le saque una sonrisa o una lágrima.
Cumplí 25 años hace un par de meses. Parece que fue ayer cuando me preguntaba cómo iba a ser de grande. La mayoría se pregunta en qué estaría trabajando o si se cumplirían sus sueños, lo que más me inquietaba de adolescente es ¿Cómo sería mi forma de pensar cuando sea grande?

Una de mis fantasías de soñar despierto era y sigue siendo, poder tener una charla con Andy del futuro, porque sé que nadie más que él podría entenderme y ayudarme en las encrucijadas que hoy parecen de vida o muerte (aunque no la sean).
Me gustaría decirle a Andy del pasado que no se arrepienta de nada de lo que hizo, y que camine con más seguridad. Entiendo lo importante que es pisar fuerte al andar.
Al mismo tiempo me gustaría hablar con Andy del futuro y pedirle un consejo para resolver esa montaña rusa emocional sobre las relaciones. Aunque no sé si él haya aprendido la lección. Yo espero que sí. Esa lección de hacerse cargo de las decisiones hasta el final y no rendirse a medio camino, esa lección de aprender a amar y dejar que la otra persona sea libre de encontrar su camino.
Al final era varias lecciones, pero si las aprendemos rápido le sacamos la diversión a la vida. Ese misterio y esa adrenalina que nos mantiene vivos, luchando y aprendiendo.
Si leo las entradas de este blog podría tener una charla con Andy del pasado. Pero qué me diría Andy del futuro?
Que disfrute de esos destellos de sol que nos trae vivir, aunque a veces queman, a veces te sacan el frío, a veces iluminan.
Pero conociéndome, me diría que lo más importante es hacer lo que sientas en el fondo de tu alma. Escuchar esos deseos más profundos que no escuchamos por miedo.
Actuá con el corazón. No importa si no parezca tener sentido. Con el pasar del tiempo vamos descubriendo la forma.
Al fin y al cabo, somos los que somos, y vivimos con lo que sentimos, para que fingir, pará qué engañarnos.
Hay que aprender a escucharse así mismo.